Dedicado a Luli. Sin ella, nada.
Pareja de Coras de Emilia Ortiz (Tepic, 1917-2012)
Cuando era joven, en los albores del infernet, fui un asiduo blogger. Escribía pendejadas onanistas en un diario personal alojado en blogspot.
Luego descubrí que podías escribir sobre música y sin tener una revista de intermediaria (había leído La Mosca y Spin), wow. Así que empecé a echarle crema a mis piensos sobre canciones, dando tumbos por ahí y copiando técnicas de hermenéutica pop por allá. Me gustó el asunto y tuve varias encarnaciones de apellido blogspot que prefiero no recordar, creo que borré todos los blogs y no quedó rastro. Espero.
Luego de eso, junto con mi carnal Amable, hicimos nochepasta, un blog dedicado a la música independiente de Hispanoamérica. Para mi sorpresa, este blog sí fue importante para mucha gente, tan importante como lo fue para mí blogs como Contra Las Cuerdas, Fuck You, Tiger o Resistrón 5000.
De todo esto ya ha pasado mucho tiempo, no sé, quince años o más. Surfiemos la línea del tiempo de vuelta hasta el 2021.
Llevamos poco más de una década haciendo outsourcing masivo de nuestra vida personal e interior directamente a empresas californianas. Sin pago y con mucho gusto de hacerlo.
Súmale también la pandemia en la que vivimos y como resultado tienes a un ser cansadísimo de todo el juego de las redes sociales (lo cual no quiere decir que no lo siga jugando, es claramente una adicción).
Confieso que, lamentablemente, soy de esa clase de personas que tuvo la maldita suerte de disfrutar el acto de escribir.
Y pues con esa maldición a cuestas, me siento en la imperiosa necesidad no solo de escribir, sino de hacer cosas de largo aliento, aderezado con ese ingrediente inefable que en la industria digital llamamos, sin sonrojarnos, “ondita”.
Y la ondita consiste precisamente en esto, un newsletter en donde pueda compartir lo que leo, veo y escucho, y todo lo que pienso y siento sobre eso que leo, veo y escucho.
¿La temática? Música, cine, filosofía, noticias, pinches todo. Enciclopédico el pedo.
Volviendo a la hora de las confesiones, me pasa que no puedo sacar de la mente una cosa que me dijo mi papá hace muchos años, unos meses después de haberme graduado de la semi honrosa carrera de ciencias de la comunicación.
Estaba yo ondeadísimo porque no quería entrar al mundo laboral. Creo que hasta mi cuerpo lo rechazaba (tensión insalubre, retortijones instantáneos) y mi papá presionaba para saber qué quería hacer entonces.
En una discusión familiar sobre el tema, mi papá, hablando sobre el conocimiento que había logrado adquirir leyendo como pendejo, me dijo: tienes que compartir eso que tienes en tu cabeza. La franqueza, simpleza y exactitud de la petición me perturbó.
Lo peor es que han pasado más de diez años y creo que no he sido capaz de cumplir la sentencia a cabalidad. Probablemente por temporadas lo logré pero una vez que entré al mundo que aborrecía, el laboral, medio se esfumó ese entusiasmo por compartir, y en cambio, lo transformé en una compulsión por descubrir y consumir: escuchar y leer.
Y pues ahora que tengo 35, tirándole a 36, siento que he llegado al punto de mi vida en donde ya, al chile, tengo que compartir, si no, ¿cuál es el punto de todo esto? No es divertido, carnal.
Cuando me pongo poético siento que compartir cosas en redes sociales es similar a aventar una piedra al agua y ver como las ondas provocadas por el impacto se van desvaneciendo.
Como leí en el genial newsletter de Nick Pinkerton, tengo que responder a estas preguntas. Am I a sharer? Or am I a hoarder?¿Y luego? ¿Qué pedo? ¿Qué eres pues?
Y luego esto.
Bienvenidos a la primera edición de Tropa de Sombras, calientito y directo a su buzón cada martes.
Y ahora, algo completamente diferente:
Vamos a jugar con el bongo cat. Ya, eso es todo el comentario. https://bongo.cat/
¿El Bongo Cat será comunista? No lo creo, los gatos más bien andan por la onda del anarco-capitalismo, nietos de Ayn Rand. Pero igual le interesaría este recorrido histórico lleno de meas culpas del Partido Comunista Mexicano, una ideología de nicho bajo la sombra del nacionalismo revolucionario.
https://estepais.com/home-slider/el-pcm-un-legado-contradictorio/
Y hablando de comunistas, acá está la historia de cómo un billonario chino, que hizo su fortuna vendiendo ( y defraudando a) la marca de Red Bull en su país, compró uno de los campos de golf más exclusivos de Exclusivilandia, Inglaterra, e hizo enojar a los patrones respingados cuando les subió las cuotas. Se rebelaron y cosas pasaron, aunque no las que uno esperaría.
https://www.theguardian.com/news/2021/mar/02/wentworth-golf-club-reignwood-yan-bin
Y hablando de ismos, este repaso sobre el fascismo a la mexicana creo que tiene resonancias muy actuales:
https://gatopardo.com/noticias-actuales/los-camisas-doradas-fascismo-mexicano-comunismo/
¿Han wachado como la popularización de conceptos en redes sociales se ha convertido en una herramienta ideal para sobre simplificar la complejidad de la realidad y medio explicarla, y además para hacer muy, muy, pero muy malos memes? Digo esto porque desde el año pasado el “abolish” esto y “abolish” el otro es muy leído en TW e Instagram pero lo que realmente deberíamos abolir es la educación escolarizada como lo dice Ivan Illich:
Se aprende igual en la universidad que leyendo la primera revista editada por el genio del techno de Detroit, Jeff Mills. Se llama Escape Velocity y es gratis:
https://www.axisrecords.com/escape-velocity-magazine/issue-one/
Hablando de proyectos autodidactas, tengo uno desde hace varios años de conocer toda la música hecha por mexicanos en la historia y este es un gran recurso. La colección de música mexicana y mexicoamericana hecha por un alemán, amante también del blues y la música de Nueva Orleans, con 120 mil canciones de la frontera. Alucinante.
http://frontera.library.ucla.edu/recordings/aventurera-11
Siempre he pensado que todas las novelas deberían tener un soundtrack. Este lo hizo Alejandro Carrillo, con las canciones que forman el entretejido de la gigante Canción de Tumba de Julián Herbert.
Me despido de esta primera edición de Tropa de Sombras con el trago insignia de Luis Buñuel. Salud.
Buñueloni
1.5 oz. gin
1 oz. Carpano Antica Formula vermouth
1 oz. Cinzano Rosso (sweet vermouth)
Mezcla y sirva con hielo en un vaso highball.
Adorne con una rodaja de naranja.
Bébalo con amigos afines o a solas con el Marqués de Sade, Freud, Marx y Engels y/o el entomólogo Lucien Fabre, todos ellos apreciados por Buñuel.
Tal vez Dios es un virus que nos habita.
—Heiner Müller
Hasta la próxima.
Yonke de ligas y el Bongo Cat comunista
Qué buena onda tu papá. De lo que he escuchado de él me gusta como te habla.
Celebro este Tropa de Sombras.